sábado, 28 de junio de 2025

LA VIDA ES MUY CORTA


Que no nos pille la muerte
esperando el próximo remanso.
Aunque nos quede algo por hacer,
que hayamos vivido lo que nos tocaba.

 

Un recuerdo para los que quedaron en el camino:

al acabar la carrera,

a punto de jubilarse,

o esperando ver crecer a sus hijos.

 

Porque lo mejor no estaba por llegar.

Se ahorraron un trabajo ingrato,

los achaques de la vejez

o un hijo que se salió del camino soñado.

 

¿Futuro?  Borrado.


martes, 24 de junio de 2025

PODRÍA SERLO

 


Parezco un poco tonta,

pero no lo soy.


Puedo ser ingenua

y parecer un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando intentan engañarme

y no me doy por enterada,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando me ilusiono con promesas

que sé que no se cumplirán,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando espero que mis presagios más oscuros

no se cumplan,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando creo en palabras anunciando falsamente

deudas que se saldan,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando escucho halagos y lisonjas

y me creo que es amor,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.

 

Cuando me muestro optimista,

en medio de la adversidad,

parezco un poco tonta,

pero no lo soy.


Aunque si parezco un poco tonta, 

tal vez, lo soy.

 



martes, 22 de abril de 2025

OTRA MIRADA




En un rato de paseo, como tantos otros días, vuelvo a casa con más de una fotografía. Hay alguna imagen un poco más general, de un campo visual más abierto, pero la mayoría se centran en un solo objeto: una flor, un insecto, un reflejo.

Y me evocan lo que llevo muchos años manifestando, mi forma de mirar centrada en los detalles, que vengo llamando mirada miope porque, sin gafas, solo puedo ver nítidamente aquello que me acerco mucho a los ojos y, por necesidad, no puede ser un objeto grande o una visión general.

Usando esta expresión, un amigo me reconvenía por ella entendiendo que me  definía como corta de miras, le tuve que explicar lo que era para mí, en este caso nada peyorativa, sino descriptiva de una forma propia de mirar. Recuerdo que yo ya la usaba cuando no se hacían tantas fotos, no teníamos la facilidad de llevar la cámara en el bolsillo, disparar y comprobar de inmediato qué habíamos hecho.Tenía un contexto totalmente diferente. 

Era en la era analógica, en la que íbamos a las tiendas a comprar discos y libros y buscábamos en las estanterías un título concreto o una portada que llamara nuestra atención. Las tiendas tenían formas peculiares de ordenar sus fondos, a veces era por temas, por géneros, por títulos, por autores, por intérpretes o por una mezcla de todos. Nunca supe explicar por qué, pero tenía facilidad para identificar esos criterios particulares descubriendo dónde estaban clasificadas algunas obras que conocía. Joaquín intentaba búsquedas lógicas y sistemáticas y yo solía adelantarme en los hallazgos. Siempre pensé que esa capacidad de generalizar a partir de los detalles nacía de mi adaptación a la miopía.


Y, como decía al principio, hoy he vuelto a casa con una foto de un trozo de jardín verde plagado de vilanos de diente de león y otra foto, cuyo motivo es uno sólo de esos pelusos, que me parece mucho mejor. Se me ha ocurrido que podría publicarlas con el título “La mirada miope” y, cuando iba a empezar a escribir, aunque ahora no sé qué pretendía desarrollar, me he acordado de que Joaquín publicó una entrada de su blog con este título. También empezaba hablando de fotografía y acababa hablando de las personas y sus gestos. Y yo, ahora, ya no sé si atreverme o no con mi exposición. Él escribía reflexiones redondas y yo cada día divago más.

Paralelamente he pensado en la mirada miope aplicada a la relaciones. Prefiero los grupos pequeños y el tú a tú, a los grupos grandes, donde reconozco que no sé moverme. Pero quizá esto tenga que ver con otra de mis taras: la presbiacusia. 

El ruido ambiental me distrae de las conversaciones interesantes y el exceso de información visual, de lo importante. 


lunes, 10 de febrero de 2025

ANTES Y DESPUÉS



Y aprendí que,

antes y después 

de mi acierto y de mi error,

de mi amor y mi desamor,

de mi esfuerzo y mi sinsabor,

de mi alegría y mi rencor,

de mi descaro y mi pudor,

 de mi vida y de mi dolor,

el mundo seguirá girando

y no le cambiará el color.