Cuando hace calor me pongo nostálgica con facilidad, no es el calor propiamente, pero mi tendencia es a la quietud y, por tanto, es mi cerebro el que bulle en actividad.
Podría dedicarme a hacer planes, pero mis planes necesitan cada vez menos planificación, no es que los haga de forma impulsiva pero, como la experiencia me dice que muchos no llegan a realizarse, procuro hacerlos a corto plazo y muy flexibles.
Sobre todo cuando hace calor y no estoy para derroche energético.
Así que, mi pensamiento se da un paseo por el pasado y me refresca momentos, personas, lugares...
Aunque la nostalgia se asocia a la tristeza, no es el caso.
Mis recuerdos suelen ser felices, aunque no puedan ser presente, sé que los he vivido y me pertenecen.
Hoy el repaso ha estado apoyado por el blog de Joaquín: mucha música, algo de crítica de actualidad y mucho amor.
¡Cuánto nos hemos querido!
No es una afirmación-recuerdo. Es una certeza que me acompaña. Que se materializa en nuestra hija. Y en mi lugar en el mundo y en mi relación con los demás.
Personas a las que quiero y me quieren, no necesariamente en el mismo momento, ni con la misma intensidad, ni de la misma forma ¡Qué riqueza!
Y así, va cayendo la tarde y el calor se ha hecho más llevadero.
Gracias.
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