En un rato de paseo, como tantos otros días, vuelvo a casa con más de una fotografía. Hay alguna imagen un poco más general, de un campo visual más abierto, pero la mayoría se centran en un solo objeto: una flor, un insecto, un reflejo.
Y me evocan lo que llevo muchos años manifestando, mi forma de mirar centrada en los detalles, que vengo llamando mirada miope porque, sin gafas, solo puedo ver nítidamente aquello que me acerco mucho a los ojos y, por necesidad, no puede ser un objeto grande o una visión general.
Usando esta expresión, un amigo me reconvenía por ella entendiendo que me definía como corta de miras, le tuve que explicar lo que era para mí, en este caso nada peyorativa, sino descriptiva de una forma propia de mirar. Recuerdo que yo ya la usaba cuando no se hacían tantas fotos, no teníamos la facilidad de llevar la cámara en el bolsillo, disparar y comprobar de inmediato qué habíamos hecho.Tenía un contexto totalmente diferente.
Era en la era analógica, en la que íbamos a las tiendas a comprar discos y libros y buscábamos en las estanterías un título concreto o una portada que llamara nuestra atención. Las tiendas tenían formas peculiares de ordenar sus fondos, a veces era por temas, por géneros, por títulos, por autores, por intérpretes o por una mezcla de todos. Nunca supe explicar por qué, pero tenía facilidad para identificar esos criterios particulares descubriendo dónde estaban clasificadas algunas obras que conocía. Joaquín intentaba búsquedas lógicas y sistemáticas y yo solía adelantarme en los hallazgos. Siempre pensé que esa capacidad de generalizar a partir de los detalles nacía de mi adaptación a la miopía.

Y, como decía al principio, hoy he vuelto a casa con una foto de un trozo de jardín verde plagado de vilanos de diente de león y otra foto, cuyo motivo es uno sólo de esos pelusos, que me parece mucho mejor. Se me ha ocurrido que podría publicarlas con el título “La mirada miope” y, cuando iba a empezar a escribir, aunque ahora no sé qué pretendía desarrollar, me he acordado de que Joaquín publicó una entrada de su blog con este título. También empezaba hablando de fotografía y acababa hablando de las personas y sus gestos. Y yo, ahora, ya no sé si atreverme o no con mi exposición. Él escribía reflexiones redondas y yo cada día divago más.
Paralelamente he pensado en la mirada miope aplicada a la relaciones. Prefiero los grupos pequeños y el tú a tú, a los grupos grandes, donde reconozco que no sé moverme. Pero quizá esto tenga que ver con otra de mis taras: la presbiacusia.
El ruido ambiental me distrae de las conversaciones interesantes y el exceso de información visual, de lo importante.