sábado, 28 de septiembre de 2013

OLOR A TIERRA MOJADA

Por fin ha llovido. He sentido el olor a tierra mojada y he recordado este poema: 




Atardecer.
Llueve en las colinas vacías del desierto.
Cal y roca y olor a tierra mojada
después de un árido verano.
Se despierta en mi el deseo
de ser lo que sería de no haber
sabido lo que es sabido.
De ser anterior al conocimiento.
Como las colinas.
Como una piedra en la superficie 
de la luna.
Inerte, silencioso y seguro
de que estaré tiempo en exposición.
   
         Amos Oz
         De "El mismo mar" pag. 148
         Ediciones Siruela 1999
         Versión de Raquel García Lozano


Me atrae, me hace sentirme identificada, cada vez que lo leo me parece que me acerco más a su significado, aunque siempre me parece que no llego hasta el fondo. Tal vez tenga que ver con la distancia cultural con el autor, al fin y al cabo el poema originalmente está escrito en hebreo.

Me parece bello y quería compartirlo.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

FEMENINO

No quiero entrar en polémica, sólo quiero compartir mis reflexiones sobre el tema, y vaya por delante que no llego a ninguna conclusión.

Según el DRAE:

femenino, na.
(Del lat. feminīnus).
1. adj. Propio de mujeres.
2. adj. Perteneciente o relativo a ellas.
3. adj. Que posee los rasgos propios de la feminidad.
4. adj. Dicho de un ser: Dotado de órganos para ser fecundado.
5. adj. Perteneciente o relativo a este ser.
6. adj. Débil, endeble.
7. adj. Gram. Perteneciente al género femenino. Nombre femenino. Terminación femenina. U. t. c. s.
8. m. Gram. género femenino.


Pretendía referirme a las 3 primeras acepciones.

Creo que ni los miembros de la RAE saben explicar bien a qué se refieren, puesto que si voy a la definición de  "feminidad" encuentro que es "cualidad de femenino" por lo que entro en un bucle del que no sé salir. 

Quizá debería ceñirme sólo a las dos primeras, pero aún así  me pienso y no sé distinguir entre lo que me es propio por ser mujer y lo que me es propio por ser persona, salvo que tenga en cuenta la 4ª acepción. Entonces, aunque sea de forma indirecta ¿cuántos más caracteres sexuales se muestren (desarrollo mamario, distribución femenina -otra vez la palabra definida entra en la definición- del vello, distribución femenina de la grasa corporal)  más femenina se es? Pues entiendo que no, porque si no, no se apreciarían la depilación ni la liposucción, ni el canon de belleza femenino cambiaría con el tiempo. 



.También me  pasa que cuando escucho a alguien decir de alguna mujer que es muy femenina se me agolpan todos los tópicos: si la feminidad consiste en pintarse los labios o vestirse con falda ¿quién ha decidido que eso es lo propio de mujeres? es que las que no nos pintamos o llevamos pantalones ¿no somos propiamente mujeres? ¿no resulta femenina Katharine Hepburn en todas las películas que luce pantalones? ¿son femeninos los hombres con chilaba o con kilt?

Si me aparto de lo físico las dudas me asaltan con más fuerza. ¿Qué es lo propio de mujeres?

Se me ocurre hacer una búsqueda en Google. Tecleo "femenino":

La primera referencia es a una revista  que se llama  "en femenino" y que se acompaña de la siguiente explicación:
"La revista femenina en Internet: astro, belleza, sexualidad, adelgazar, tests, moda, tendencias… Consejos de expertos, útiles interactivos… ¡y los famosos foros ..." 
Me da urticaria sólo de pensarlo. 

La segunda referencia es de fútbol femenino. Igualito que si fuera para hombres.

Decido que no me interesan las siguientes y dejo de darle vueltas al tema.
























sábado, 21 de septiembre de 2013

MODELOS













Las fotos que presento responden a dos posados distantes unos 30 años. La vista de la primera (que no es mía) me recordó la existencia de la escultura, la fotografié y le presenté ambas fotos, juntas, a mi hija, que sorprendida exclamó: 

¡Me estoy convirtiendo en mi madre!








sábado, 14 de septiembre de 2013

QUEDAR EN EVIDENCIA (a la manera de "El florido pensil")

Pues que era yo bastante chica, en los primeros años de la EGB, en no me acuerdo qué curso, pero la profesora era una señorita. Porque, en el colegio, las profesoras eran señoritas o monjas, y eso que algunas señoritas estaban casadas. 

En párvulas teníamos monja y señorita. La señorita de párvulas, que se llamaba Imelda, nos hacía dictados a primera hora de la tarde y cuando pasaba a mi lado me hacía coger el lápiz con la derecha, pero en cuanto se iba yo lo cogía con la izquierda porque era zurda y me salía mejor.

Pues en ese curso que no me acuerdo, la señorita que tampoco me acuerdo, nos hizo una pregunta en un examen y yo creo que contesté bien, pero a la señorita le hizo gracia mi respuesta y llamó a mi madre para contárselo. La pregunta era: "¿Sabes quién descubrió América?" y mi respuesta: "Sí". Y claro, le decía a mi madre que si había puesto eso es que lo sabía, pero que mira qué ocurrencia. Lo que yo pienso es que también podía haber contestado que no y me la tenía que haber dado por buena, o que hubiera hecho ella bien la pregunta, porque como estábamos en EGB todas las asignaturas las daba la misma profesora, lo mismo Matemáticas que Lengua que Historia... y yo no tenía por qué saber si la pregunta era de un tema o de otro y si le llego a poner que "Colón" lo mismo dice que está mal porque la respuesta no concuerda sintácticamente con la pregunta.

Así que ella quedó en evidencia porque hizo mal la pregunta o porque faltaban datos y encima se acusó delante de mi madre, que si no se lo hubiera dicho, nadie se hubiera enterado y nadie se acordaría para contarlo.

PARÍS SIEMPRE TIENE DOS CARAS

Una vez más he encontrado anotaciones en una carpeta sobada y caótica. Esta vez son las impresiones de un viaje a París hace ya más de diez años, está sin fechar y al releerlo me parece tan atemporal que lo reproduzco sin más: 

"Dormimos bajo las estrellas y escuchamos un tam-tam sobre el Sena... Los corredores del metro se llenan de música y los contrabajos viajan en los vagones acompañados de guitarras eléctricas y acordeones.

De día y de noche la ciudad es luz, bajo las barandillas de los puentes el agua devuelve mil reflejos de colores. Tantos colores como gentes distintas, van y vienen en representación de todas las partes del mundo, mezcladas y yuxtapuestas: diversidad y mestizaje.

Notre Dame en su portada juega a discreta, la catedral gótica mira hacia la aguja de la Santa Capilla como si envidiase su esbeltez y transparencia, pero guarda su propia lanza, agazapada tras las torres de su fachada. Y sus vidrieras, arbotantes y ojivas atrapan suficiente luz para hacer sombras; sin rubor alguno frente a nada.

Se enorgullece la plaza de la Concordia de albergar el monumento más antiguo de la ciudad... y resulta que es un obelisco extranjero.

Hasta la Torre Eiffel, enhiesta, firme, desafiante a su destino, trastoca su origen deslumbrante y efímero y se erige en clásico símbolo. Su esqueleto metálico se debate entre dos fines: contemplar y ser admirada, de día se envuelve con velos de niebla gris y por la noche se engalana con luces que la hacen parecer joya dorada. 

Grandiosidad y belleza junto a suciedad y pobreza. Desde el amanecer, maquillaje y arrugas. Nos llaman desde todas las puertas, la oferta es tentadora, pero al traspasar el umbral el atractivo se desvanece ante el paso del tiempo, uno se imagina el esplendor de otra época que difícilmente volverá. Elegancia marchita y pervertida.

Diríase que la ciudad entera juega a los embustes, unas veces promete y otras desconcierta. París, París cosmopolita...pero muy francesa".