Que no nos pille la muerte
esperando el próximo remanso.
Aunque nos quede algo por hacer,
que hayamos vivido lo que nos tocaba.
Un recuerdo para los que quedaron en el camino:
al acabar la carrera,
a punto de jubilarse,
o esperando ver crecer a sus hijos.
Porque lo mejor no estaba por llegar.
Se ahorraron un trabajo ingrato,
los achaques de la vejez
o un hijo que se salió del camino soñado.
¿Futuro? Borrado.
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