sábado, 29 de enero de 2022

FLASH BACK EN URGENCIAS

Sentada en el pasillo de ambulantes observo el ir y venir de los pobladores de este microuniverso, a mi lado otro acompañante se entretiene mirando su móvil, sin silenciarlo.

Está prohibido hacer fotos o vídeos dentro del hospital, medida razonable para preservar la privacidad y la intimidad en estos tiempos en los que hay riesgo de que todo se exponga sin pudor, pero reactivo multitud de escenas que quedaron grabadas en mi memoria con más intensidad que en cualquier soporte.

Médicos, enfermeras y auxiliares vocean nombres, aparecen sus dueños; a veces no, distracciones, ausencias breves o dificultad para oír; otras hay confusiones, coincidencias de nombre y apellido, despistes…

Jóvenes MIR van al encuentro de sus pacientes, los interrogan, los exploran, reflexionan tratando de relacionar toda la información con algo conocido. Con la historia en la mano se consultan, se apoyan entre ellos, un gesto, una palabra. Silencio, dudas, complicidad… 

Ahora hay más cuartos de consulta, uniformes de más colores pero las rutinas no cambian, buscar un hueco libre, esperar, el familiar a la caza de alguien que le confirme que no se han olvidado de su doliente, enfermeras que no dan abasto para llegar a todo, auxiliares atentos a dar apoyo. El mismo timbre de parada. 

El mismo sistema que hace más de veinticinco años.

No hay tiempo en este pasillo, aunque un reloj marque las horas. Prisas a ratos, otros calma.

Llegarán las pruebas, llegará el diagnóstico. Un alivio, una preocupación, una sorpresa, una sospecha confirmada. Y los médicos  repartiendo la sentencia: sanar, ingresar, vivir, morir.







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