domingo, 17 de marzo de 2024

A MEDIAS

Y lo fecho en domingo aunque técnicamente ya sea lunes porque son más de las doce de la noche. Pero aún es domingo para mí porque no he cerrado el día, no me he puesto el pijama ni me he lavado los dientes.

El tiempo me apremia porque mañana madrugo, pero se me ha venido a la cabeza escribir, una idea cogida con pinzas, una vez más, que nombraré y no desarrollaré, como me pasa con casi todo en la vida.

Tengo mil planes, o ninguno, cuando empiezo uno, aparecen cientos de cosas urgentes que se amontonan, y dejo todo a medias, porque acabo agotada de tratar de sostenerlas todas.

Si escribo, la idea principal se pierde entre las ideas secundarias.


Si decido arreglar la cocina, empiezo la obra de la otra casa y tengo que pensar en la avería del coche.

Si quiero ponerme en forma, juego al tenis, pero quiero salir a andar, ir al monte y, al final, me quedo de espectadora de los partidos de mi hija.

Y, mi vida social… tengo retazos de un montón de personas a los que atiendo a medias. Si me ocupo de saber cómo están, me pesa que no me tengan en cuenta y si me tienen en cuenta, me agobian.

Cuando estoy donde se supone que es mi sitio, siento que no encajo y, cuando me siento a gusto, pienso que estoy de más.

Empiezo y no acabo. Una y otra vez.

A la vez sé que la vida se termina sin prórroga y, a la vez, me parece que se acaba mi mundito, pero yo permaneceré. Pierdo el tiempo que no tengo y no me paro a pensar que lo importante es lo único que merece la pena perseguir. Estaría bien que supiera lo que es.


LO VIEJO Y LO NUEVO



Se me ocurrió el título a la vista de las imágenes o ¿hice las fotos con el título en la cabeza?


Puente nuevo desde el puente de la Magdalena. Pamplona 


Puente del Grajal y el nuevo para coches. Colmenar Viejo














Un amigo me dijo que los escritores no necesitaban justificar lo que escribían, entonces caí en la cuenta de que yo escribo pero no me considero escritora. Simplemente es mi medio de expresión. Dejo plasmado mi monólogo interior, el que me acompaña cuando se callan las voces del exterior. No todo lo que me digo, solo aquello en lo que me fijo más. No sé por qué, pero es una costumbre antigua que abandono y retomo a temporadas. Quizá tiene que ver con ese ruido externo o con el tiempo que me doy para escucharme. 

Lo viejo: lo que quedó atrás y no va a volver, lo que está y debería abandonar, lo que guardo con cariño porque le doy valor.

Lo nuevo: lo que está por venir, lo que ha aparecido y aún no he asimilado, lo que descubro y me ilusiona.

Entre ambos reúnen lo sólido y lo efímero, lo estético y lo funcional, lo que tiene significado en cada época. Lo que fue nuevo y lo que será viejo cuando pase el tiempo.

También son nuevas y viejas la relaciones. Me doy cuenta de cuántas se han podido quedar en el camino. Mantengo amistades tan viejas que fuimos compañeras de colegio, el récord lo tiene una que empezó en parvulitas. Luego en la vida he ido tendiendo puentes con otras personas que se han ido acomodando a mi lado, o yo al lado de ellas, con una relación estable, más o menos frecuente o más o menos distante, pero que están.

Y de un tiempo a esta parte, no sé si porque la que se vuelve vieja soy yo,  reaparece gente que hace mucho tiempo fue presente y que yo había dejado en el pasado, algunos incluso olvidado, primero fueron los del grupo scout y ahora mis compañeros de carrera. También a la muerte de Charo, afloran amigos suyos a los que conocí antaño y familia con la que mantenía lazos a través de mis padres y mis tías, se ve que no habían desaparecido del todo.

No son nuevas pero algunas tienen posibilidades de ser renovadas.