viernes, 26 de agosto de 2022

RECUERDOS Y OLVIDOS (III)

En 2018 publiqué esta entrada en Facebook, hoy me la ha rescatado del olvido. Me apetece darle un sitio en mi blog. He tenido dudas con el título, podía haber sido de la serie IMPRESIONES DE CAMINANTE pero no me decidía con la numeración, por orden de publicación le corresponde el V, pero por cronología es un complemento del III así que se me ocurría III bis. He optado por algo más sencillo. En sentido estricto es un recuerdo.





domingo, 21 de agosto de 2022

REFLEXIONES DE UN VIAJE

 



“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas” Henry Miller 

Eso es lo que me ha pasado con Praga, ha sido la cuarta vez que la visitaba, la primera que iba más de tres días. Recordaba poco: el patio del Castillo, el puente de Carlos, la bajada por Malá Strana, el reloj y su plaza, la inmensidad de la plaza de Wenceslao… vamos, lo más típico y lo que todo el mundo conoce. 

Tenía en la cabeza la referencia de la terraza junto al Moldava donde Joaquín y yo tomamos una cerveza checa la primera vez, estoy segura de que ya no está, no sé si debido a las inundaciones de hace 20 años (sí, de la primera vez ya hace más) o es que está tan transformada que me resultó irreconocible.

Sé que hemos visto muchas cosas que yo no vi las otras veces pero había algo que no terminaba de encajar más allá del cambio de negocios de todas las calles turísticas entre la plaza y el puente.

Lo descubrí en unos edificios gemelos. Eran iguales, pero uno tenía la fachada rehabilitada y el otro se había quedado a medias, la zona a pie de calle era un local para comer o tomar algo, con una estratégica terraza cubierta por toldos. Desde la acera de enfrente podía verse que los primeros metros de fachada por encima de los toldos estaban pintados no hace mucho, pero el resto del edificio estaba tal cual yo recordaba Praga: edificios preciosos pero desconchados y ruinosos. Éste tenía los huecos de las ventanas tapados con tableros de aglomerado.

Recordé que era esa la imagen que yo guardaba de la Praga menos turística, esa impresión de decadencia, de descuido, de falta de recursos para poner al día tantos tesoros. Ahora se ha tornado en otra impresión más triste por no ser auténtica. Es una sensación que creo que algunos reconoceréis. Los sitios que alguna vez fueron interesantes se han pervertido convirtiéndose en parques temáticos de sí mismos y hace falta mirarlos de lejos para que parezcan reales.

Aún así el viaje ha sido una delicia. La ciudad es grande e interesante y en cuanto se sale de los sitios más famosos la multitud afloja. Nos habíamos propuesto calma de antemano, no hemos necesitado verlo todo ni entrar en todos los museos, hemos disfrutado con el frescor de un banco a la sombra en la ladera de la colina de Petřín, del atardecer a orillas del Moldava o de lugares curiosos menos conocidos.

Los lugares son el decorado. Lo importante es cómo se mira y la compañía.