Por fin he empezado el libro anunciado, en un cuaderno de hojas no tan blancas ni tapas tan duras como el que suponía, pero mucho más apropiado y personal de lo que hubiera soñado.
El libro va a ser el resultado de un regalo recíproco: el contenido, como dije, es mi responsabilidad, una mirada al pasado legada al futuro y el soporte ha sido una sorpresa de mi hija en el presente.
Al final es un bloque de hojas color crema, encuadernado con tapas de cartón, un soporte adecuado para estampar un grabado realizado por ella.
Está hecho a partir de un dibujo suyo de Notre Dame, anterior al incendio, sobre una plancha de linóleo, vaciado con paciencia y habilidad. La estampación no es técnicamente perfecta, consecuencia de la realización casera sin material adecuado, pero el efecto es ad hoc sin tacha. Desdibujado en algunas zonas, corregido o redundante en otras y con intensidad variable de los trazos... como son los recuerdos.
Aún está sin acabar, no me refiero al contenido, que va a ser una tarea siempre inacabada, la foto que veis es la portada, pero la tapa de atrás va a ser el mismo dibujo en negativo y requiere trabajar sobre otra plancha.
Ya nos hemos puesto las dos manos a la obra.