jueves, 9 de agosto de 2018

CONTRADICCIONES

Que las alas arraiguen y las raíces vuelen.
Juan Ramón Jiménez 


Hace calor y tenía sed y, de repente, se me han amontonado un montón de recuerdos y otros pensamientos que me rondan de forma recurrente.

He pensado en escribir sobre ellos muchas veces pero mi impericia y mi desorden me hacen desistir, adelantando que resultará un caos. Aun así, hoy intento ponerme a la tarea por si consigo darle alguna forma, aunque sea poco armónica.

Primero los recuerdos:

Todo ha empezado cuando me he preparado una bebida veraniega que nos hacía mi madre. Mi amiga Mati sabe bien de lo que hablo. No sé si mi madre utilizaba algunas proporciones fijas, yo lo hago a ojo y según el día, se trata de mezclar agua fría con un chorrito de vinagre y una pizca de azúcar. El resultado es tan agrio como refrescante. A juego con mi estado, que hoy definiría como raro.

Será porque hace calor y no tengo ganas de salir ni de hacer nada en casa o porque el libro que estoy leyendo me hace reír a la par que me llena de nostalgia. El autor era compañero del cole de Joaquín y cuando habla de cosas que le han sucedido, aún asumiendo que muchas son ficción, me resultan tan contemporáneas y tan cercanas que pienso que hubiera estado bien que hubiéramos llegado a conocernos.

Como si de una ocasión especial se tratara, no me ha parecido bien beberme mi brebaje en un vaso corriente así que he elegido uno azul de tubo que traje de casa de mis tías de Valencia. Un objeto absurdo, como todos los que he rescatado del abandono en las casas en las que mis seres queridos han vivido antes de morirse. Algunos tienen asociado algún valor sentimental, pero otros, como este vaso, el único mérito que tienen es que me llamaron la atención cuando los vi. Tal vez, si lo hubiera descubierto hoy, se hubiera quedado en el aparador esperando que un "vaciador de casas" le quisiera dar algún valor o lo mandara a un basurero.

He intentado fotografiarlo junto a una orquídea blanca que fue el último regalo de mi madre y que florece en mi casa desde hace 5 años, en segundo término se ve una estantería repleta de CDs que fuimos adquiriendo Joaquín y yo a lo largo de los años y un áloe vera, regalo de un amigo que trabajó conmigo hasta que una "consolidación de empleo" le dejó en el paro; el resultado es una imagen que en un principio iba a desechar pero que va a acabar ilustrando este texto porque está a juego con él, recuerdos y objetos aparentemente sin conexión que quedan enredados por el hilo de las palabras.

Y tras el repaso a familia y amigos, los nombrados y los que no, los que se fueron y los que permanecen, me toca hablar de esos pensamientos que nunca pongo en orden. Se refieren a mi razón de ser en esta vida o a mi modo de estar en ella, que tiene mucho que ver con mi relación con las personas con las que la he compartido y con las que sigo caminando.

Una vez me preguntó un amigo que quién era yo y la palabra que me pareció más definitoria fue "cuidadora", pero no terminó de convencerme. He vuelto sobre la pregunta y creo que es más exacta "compañera". Me creo que acompaño bien, aunque sería más adecuado que eso lo dijeran los demás.

Me gustaría escribir algo coherente, encontrar la palabra precisa, la frase perfecta y por fin, expresar todo lo que pienso pero no digo.

Pero tampoco va a ser hoy.