miércoles, 7 de septiembre de 2016

HACER MI VIDA

No soy de anclarme en las fechas, de hecho, si no fuera por las agendas y los calendarios, no recordaría casi ningún aniversario, ni cumpleaños, ni nada. Pero hay algunas asociaciones inevitables, las notas del Titibiliti del 8 de septiembre me traen un sabor agridulce contra el que no tengo defensa, ni creo que quiera tenerla.  

No me importa llorar porque creo que el llanto canaliza que la emoción salga y duela menos, pero cuando va a cumplirse un año desde que Joaquín marchó, espero que a una vida mejor, tengo ganas de transformar mis lágrimas en palabras.

Hay gente que dice que el primer año es el peor porque está lleno de primeras veces: las primeras vacaciones sin..., las primeras Navidades sin..., su primer cumpleaños sin... Incluso hay quien habla de que hay que rehacer(¿?) la vida.

Repaso el año y no lo veo jalonado de fechas sin, han sido 366 días (este año ha sido bisiesto) de muchos buenos ratos con su recuerdo, de días felices con nuestra hija, de conversaciones con nuestros amigos, también de muchos momentos en que me gustaría hablar con él o en el que echo de menos sus abrazos, al fin y al cabo la vida no es otra cosa que momentos puestos en fila para acabar contando una historia. No hay nada que rehacer, lo hecho ahí queda y lo que venga seguirá siendo la vida que yo vaya construyendo, durante bastantes años he tenido la suerte de hacerla en compañía de Joaquín, ahora me toca continuar de otra forma y en eso ando.