Una noticia más. De esas a las que nunca presto mucha atención, lo más, el tiempo de leer el titular y un gesto o un pequeño pensamiento de lamento hacia la víctima y su familia, el tiempo justo hasta que leo el siguiente titular y la tragedia ya ha quedado difuminada.
Pero hoy es especial. No me he topado con la noticia, la he ido a buscar. No tiene nada que ver con que muriera en Irún, en una calle conocida para mí. Conocía a la víctima, aunque no en persona, ni siquiera sabía que era de Camerún, ni siquiera sabía con exactitud su edad, pero conocía parte de su historia, simpatizaba con él y su muerte ha sido un mazazo:
Llegó a España siendo menor de edad y fue recogido en un centro de acogida de la CAM, allí estuvo hasta que decidieron que era mayor de edad, aunque él mantenía que era menor. Uno de los educadores del centro, el que más había trabajado con él, con el que había compartido salidas, fines de semana, miedos, sentimientos... le acogió en su casa, con el apoyo de su mujer, se convirtieron en padres adoptivos de hecho de un chaval "legalmente" mayor de edad. Le acompañaron en su crecimiento hasta que hace 2 o 3 años se independizó porque era su momento.
El lunes su madre adoptiva viajó a Irún a despedirle, y a todos sus amigos se nos ha quedado un nudo en la garganta.
Su historia merecía otro final.