domingo, 19 de octubre de 2014

PALABRAS DE HIELO



Foto: www.laslentejas.com


Escribo este post sin intención de usurpar palabras que nunca me han pertenecido. Son de Joaquín, y me han parecido tan llenas de poesía y de sentido para explicar lo que le pasa que he necesitado publicarlas. Estoy segura de que, cuando él pueda, encontrará una forma más exacta y más bella de contarlo. Mientras tanto me toca a mi poner las palabras a su pensamiento, que él transmite lo mejor que puede

Está contento porque puede andar, ha recuperado la fuerza en las piernas rápidamente, podrá mantener su afición de ir al monte y, algo aún más cotidiano, podrá sentirse independiente. 

A pesar de las limitaciones hablamos, el tiempo está a nuestro favor, nos conocemos y él sabe cómo sugerirme por dónde van los tiros de lo que quiere decir, a veces me adelanto más de la cuenta, pero al final nos entendemos. El otro día me hablaba de su sensación al querer decir algo, él lo piensa, las palabras están en alguna parte, pero cuando van a materializarse se esfuman, como hielo derretido. Y me lo decía así de simple y así de bien, pronunció "las palabras" y luego escribió con el dedo sobre la sábana las letras H-I-E-L-O: El agua encontró un camino por el que fluir.

lunes, 11 de agosto de 2014

MALDITA GENERACIÓN



Homenaje a F.


Fue la primera persona que me habló de Conil.

Me invitó varias veces a ir, me ofrecía su casa aunque nunca acepté. Me hablaba con entusiasmo de aquel lugar junto al mar. Era su sitio, donde iba a recuperarse, siempre volvía mejor. Nunca entendí por qué no se quedaba a vivir allí definitivamente.

Había nacido en los 60, en el año que más nacimientos se registraron en aquel baby boom español, pero para él se había convertido en el motivo que da título a este texto: todos sus amigos que nacieron con él en ese año habían muerto a manos de la droga, la misma que, al final, se lo llevó a él también.

Y el libro que tenía proyectado escribir quedó pendiente. 

Por casualidades de la vida he acabado yendo a Conil, muchos años después de haberle conocido, seguramente mi visión es distinta de la suya, pero también he encontrado motivos para volver .

Cuando paseo por sus calles no puedo dejar de acordarme de él, incluso he hecho ejercicios de imaginación pensando por dónde se movería, qué parte de la playa prefería, qué bares frecuentaría, qué personas de las que me cruzo le conocerían...

Alguna vez he pensado que nací demasiado pronto o demasiado tarde, pero no me considero de una generación maldita, tal vez por eso nunca le dije que habíamos nacido el mismo año.












jueves, 6 de marzo de 2014

PÁGINA DE SUCESOS


Una  noticia más. De esas a las que nunca presto mucha atención, lo más, el tiempo de leer el titular y un gesto o un pequeño pensamiento de lamento hacia la víctima y su familia, el tiempo justo hasta que leo el siguiente titular y la tragedia ya ha quedado difuminada.


Pero hoy es especial. No me he topado con la noticia, la he ido a buscar. No tiene nada que ver con que muriera en Irún, en una calle conocida para mí. Conocía a la víctima, aunque no en persona, ni siquiera sabía que era de Camerún, ni siquiera sabía con exactitud su edad, pero conocía parte de su historia, simpatizaba con él y su muerte ha sido un mazazo:

Llegó a España siendo menor de edad y fue recogido en un centro de acogida de la CAM, allí estuvo hasta que decidieron que era mayor de edad, aunque él mantenía que era menor. Uno de los educadores del centro, el que más había trabajado con él, con el que había compartido salidas, fines de semana, miedos, sentimientos... le acogió en su casa, con el apoyo de su mujer, se convirtieron en padres adoptivos de hecho de un chaval "legalmente" mayor de edad. Le acompañaron en su crecimiento hasta que hace 2 o 3 años se independizó porque era su momento.


El lunes su madre adoptiva viajó a Irún a despedirle, y a todos sus amigos se nos ha quedado un nudo en la garganta.

Su historia merecía otro final.